La finalidad que se busca con dicha postura es el alineamiento estructural para captar, mediante el enraizamiento, las energías de la Tierra (yin) y del Cielo (yang), para fundirlas con la propia energía esencial del caldero alquímico del centro del cuerpo, el Tan Tien (Mar de Chi, Campo del Elixir) debajo del ombligo, activando así la circulación de dichas energías por todo el organismo.
Esto se conoce como perfecto equilibrio entre las fuerzas Celeste y Terrestre.
La práctica regular del Abrazo del Arbol fortalece la columna, la cadera, las piernas y los brazos, así como los tendones, músculos y articulaciones.
Es imprescindible que estemos arraigados para que nuestras energías estén en equilibrio y circulen libre y saludablemente por nuestro organismo.
Las prácticas de enraizamiento ayudan a estabilizar las emociones, fortalecer la voluntad, aclarar las ideas. Facilitan la "descarga a tierra" del exceso de fuego en el corazón, de los estados de ansiedad, irritabilidad, angustia, miedo.
Se considera al enraizamineto como un aspecto muy importante del desarrollo espiritual.
SE ACONSEJA SU PRÁCTICA DIARIA.
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