Participamos del "Séptimo encuentro de empuje de manos" en Mar del Plata.
Tui Shou o empuje
de manos
por Gustavo Villar
Paralelamente a las prácticas en solitario donde desarrollamos una secuencia preestablecida de movimientos encadenados que nos permiten el progresivo descubrimiento de nuestro centro corporal y el eje cielo-tierra que lo atraviesa, realizamos prácticas con compañeros, que nos mueven fuera de ese arraigo y centramiento obtenidos, tal como ocurre en la interacción con nuestro entorno en la vida cotidiana. Esto nos impone una relación dinámica con nuestro centro, real, en permanente relación con los otros.
Vivenciamos así cómo tensamos inútilmente determinadas partes del cuerpo que no nos son útiles en ese momento, mientras permanecen inactivas aquellas que sí deberían estar alertas. Comenzamos a ser más selectivos con nuestras energías, a administrar mejor nuestros recursos, sin malgastarlos.
Aprendemos a identificar esa tendencia automática a levantar los hombros, y una vez desenmascarada, ya no permanecemos así por horas como antes, sino que de inmediato relajamos los hombros y los devolvemos a su posición natural cada vez que inconcientemente los levantamos. De esta manera, a la noche ya no tenemos el dolor resultado de horas de contractura, sino el alivio y distensión de haber estado sólo unos pocos minutos tensos a lo largo del día.
Aprendemos cómo es estar despiertos y atentos a las señales del entorno, pero sin tensiones. Relajados, y a la vez alertas.....
Vivenciamos así cómo tensamos inútilmente determinadas partes del cuerpo que no nos son útiles en ese momento, mientras permanecen inactivas aquellas que sí deberían estar alertas. Comenzamos a ser más selectivos con nuestras energías, a administrar mejor nuestros recursos, sin malgastarlos.
Aprendemos a identificar esa tendencia automática a levantar los hombros, y una vez desenmascarada, ya no permanecemos así por horas como antes, sino que de inmediato relajamos los hombros y los devolvemos a su posición natural cada vez que inconcientemente los levantamos. De esta manera, a la noche ya no tenemos el dolor resultado de horas de contractura, sino el alivio y distensión de haber estado sólo unos pocos minutos tensos a lo largo del día.
Aprendemos cómo es estar despiertos y atentos a las señales del entorno, pero sin tensiones. Relajados, y a la vez alertas.....
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Séptimo Encuentro de Empuje de Manos en Mar del Plata - La rareza de la escuchapor Carlos Mel
Lo que ocurrió en el encuentro del sábado 17 de mayo de 2014 fue igualmente raro:
La práctica había comenzado con 20 practicantes, cuando llegaron otros 20, éstos de la ciudad de La Plata.
Sin mediar palabra ni saludos se incorporaron. Para los que no participan de los encuentros, éstos consisten en hacer Tuei Shou con un compañero y cambiando cada 5 minutos.
Los practicantes locales en unos minutos se amalgamaron a la propuesta de trabajo de los visitantes. Se escuchó, se comprendió y lejos de bloquear o rechazar, se dio la bienvenida al grupo. Y todo en silencio...Solo el lenguaje del cuerpo.
Igualmente los practicantes platenses, alumnos de Gustavo Villar, hicieron sus escuchas y al rato ya formaban parte del grupo que se viene encontrando desde noviembre de 2013.
Que 20 personas se encuentren con otras 20 y se escuchen, no para responder sino para comprender, en un trabajo casi totalmente improvisado (solo se pauta que es a pie fijo, que tiene que haber contacto y que no puede haber golpes), es algo inusual, raro.
Es posible que vayamos por el buen camino del aprendizaje...
Ojalá podamos continuarlo, con esfuerzo y constancia.
Séptimo Encuentro de Empuje de Manos en Mar del Plata - La rareza de la escuchapor Carlos Mel
Lo que ocurrió en el encuentro del sábado 17 de mayo de 2014 fue igualmente raro:
La práctica había comenzado con 20 practicantes, cuando llegaron otros 20, éstos de la ciudad de La Plata.
Sin mediar palabra ni saludos se incorporaron. Para los que no participan de los encuentros, éstos consisten en hacer Tuei Shou con un compañero y cambiando cada 5 minutos.
Los practicantes locales en unos minutos se amalgamaron a la propuesta de trabajo de los visitantes. Se escuchó, se comprendió y lejos de bloquear o rechazar, se dio la bienvenida al grupo. Y todo en silencio...Solo el lenguaje del cuerpo.
Igualmente los practicantes platenses, alumnos de Gustavo Villar, hicieron sus escuchas y al rato ya formaban parte del grupo que se viene encontrando desde noviembre de 2013.
Que 20 personas se encuentren con otras 20 y se escuchen, no para responder sino para comprender, en un trabajo casi totalmente improvisado (solo se pauta que es a pie fijo, que tiene que haber contacto y que no puede haber golpes), es algo inusual, raro.
Es posible que vayamos por el buen camino del aprendizaje...
Ojalá podamos continuarlo, con esfuerzo y constancia.
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