es adaptable,
está atento a su naturaleza
para no tener brusquedad,
pues ella es la marca
de quien tiene límites y no comprende.
El taoísta diluye toda fuerza en su interior,
la elabora y gobierna
con poder y calma,
y tiene previstas las cosas
antes que sucedan,
nada lo sorprende.
El taoísta es así
porque se basa en su sol interior,
vasto, esférico, dador y luminoso.
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